Sin duda, la histórica región de la Alsacia es una de las más bonitas de Francia. Situada en la frontera con Alemania, en esta región conviven ambas culturas, ya que ha sido un territorio disputado durante siglos. En este post viajamos al corazón de la Alsacia, a su capital Estrasburgo y a la famosa Colmar.
Estrasburgo, una de las capitales de Europa
Estrasburgo es la capital de Alsacia y tiene el privilegio de albergar dos de las instituciones más importantes de la UE: el Parlamento Europeo y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Pero ya era una ciudad importante desde mucho antes, pues durante siglos ha sido un principal centro de comunicación, cultura y comercio.
Es una ciudad que llevaba tiempo queriendo visitar, y el verano pasado aprovechando que estábamos muy cerca, en la Selva Negra (hay varios posts en el blog sobre ella), decidimos dedicar un día para explorarla.
Como en el coche alquilado, que teníamos contratado, no estaba incluido cruzar a otros países, lo dejamos aparcado en la estación de Kehl. Desde esta pequeña ciudad alemana, pegada a la frontera, parte una línea de tranvía que la conecta con el centro de Estrasburgo. Es la línea D y tarda menos de 30 minutos en llegar de un sitio a otro.
Nada más llegar al centro me sorprendió que fuera una ciudad tan ajetreada y multicultural. En el área metropolitana de Estrasburgo viven algo más de 1 millón de personas a lo que hay que sumar la cantidad de turistas que visitan la ciudad, especialmente en verano (como fue el caso).
Aunque se puede pasar un fin de semana entero para descubrirla, en solo un día se pueden ver bastantes cosas. Lo más imprescindible es recorrer la Grande Île, una isla fluvial donde se encuentra el centro medieval e histórico de la ciudad y declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1988. El monumento más destacado y emblema de la ciudad es la Catedral de Estrasburgo. De estilo gótico, famosa por su reloj astronómico que se encuentra en el interior y por tener una de las torres más altas.
Y junto con la Catedral otro lugar imprescindible es la Petite France, una pequeña parte de la Grande Île, famosa por sus canales y el Barrage Vauban, un dique transitable desde donde se puede conseguir una de las fotos más bonitas y representativas de la ciudad.
Otros puntos destacados son: la Place Kérber, la Place du Marché, la Maison des Tanneurs, Palais du Rhin, Palais Rohan, el Parque de l’Orangerie y el Parlamento Europeo. Y sobre todo recorrer sus preciosas calles medievales, dejándose un poco llevar.
Colmar, villa alsaciana
Para visitar Colmar, nos encontramos con el mismo problema, que con el coche alquilado no podíamos cruzar al otro lado. Así que en este caso, dejamos el coche en Breisach, un pueblo alemán pegado a la frontera. Desde la estación salen buses diarios a Colmar, es la línea 1076, y conviene informarse antes sobre los horarios. Es un trayecto de unos 40 minutos.
Colmar es una pequeña ciudad muy bonita y bastante turística, todo hay que decirlo. Pero aun así, merece mucho la pena acercarse para pasar el día (un día es más que suficiente) si estás por la zona.
Desde la oficina de turismo hay varios tours organizados, no sé si los ofrecen en español. De todas formas, nosotros fuimos por nuestra cuenta e hicimos un recorrido señalizado que pasa por los principales puntos de interés de la ciudad: Maison des Têtes, Museo Bartholdi, Iglésia de San Martín y la pequeña Venecia. Esta última es la parte más emblemática de la ciudad y la que encontrarás en todas las guías turísticas de Colmar.
Gastronomía alsaciana
Para comer, tanto en Estrasburgo como en Colmar, decidimos ir a sitios de comida típica alsaciana. Hay bastantes de este estilo, aunque quizás en Colmar por ser tan turística es más difícil encontrar uno de buena relación calidad-precio. Los platos típicos que deberías probar son:
- Flammkuchen: una especie de pizza alsaciana, típica también en regiones del sur de Alemania. La base es muy fina y suelen llevar crema fresca, en vez de tomate como igrediente principal.
- Choucroute: es sin duda el símbolo gastronómico de la región. Un plato a base de col, carne de cerdo, salchichas y a veces acompañado de patatas.
- Baeckeoffe: servido en una cazuela, contiene patatas, cebolla, ternera o cerdo marinado en vino y vegetales.
Después de visitar estas dos ciudades, nos quedamos con bastantes ganas de seguir descubriendo la Alsacia y la región de los Vosgos. Por ejemplo hay pequeños pueblos bastante famosos que no pudimos visitar y que son imprescindibles si visitas la zona: Riquewihr, Hunawihr, Ribeauvillé, Mittelbergheim, Eguisheim y el castillo de Haut-Koenigsburg.
Así que seguro que acabamos volviendo en un futuro… ¿Has estado ya en esta región francesa?¿Qué te pareció?
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