Un mes de mochilero en Nueva Zelanda: Isla Sur (I)

En este post, seguimos con nuestro itinerario por Nueva Zelanda. Si no has leído los de la isla Norte, puedes hacerlo aquí. Por fin, cruzamos desde Wellington, en ferry, el estrecho de Cook y ponemos pie en la isla Sur. Desde Picton, tomaremos varios trenes, veremos focas, visitaremos la ciudad más grande de la isla, Christchurch y llegaremos a la región alpina a través de Arthur’s Pass. ¿Estás listo?

Desembarco en la Isla Sur

Toca dejar Wellington atrás, y embarcarse rumbo a la isla Sur. El estrecho de Cook, de anchura mínima de 22km, separa las dos principales islas de NZ. Considerado uno de los más peligrosos del mundo, por sus impredecibles aguas y frecuentes tormentas. Aún así, hay ferries que conectan Wellington y Picton, de manera regular. De hecho, hay una frecuencia de unos 4 o 5 ferries diarios, a un precio por adulto de unos NZ$80 (43€) sin vehículo y solo ida. Si llevas coche, el coste asciende a un mínimo de NZ$276 (150€).

Elegí el billete sencillo de la compañía Interislander, que conviene reservar con algunos días de antelación en temporada alta. Te dejo aquí la web de Interislander desde donde puedes consultar horarios, precios y reservar tus billetes. Otra opción es la compañía Bluebridge, te dejo aquí también el link. El ferry es enorme, y el trayecto aunque dura unas 3h 30′, no se hace muy pesado si encuentras algún buen sitio con vistas donde sentarte. Especialmente, llegando ya a Picton, las vistas son preciosas conforme el ferry va navegando por los fiordos. Como curiosidad, te diré que en NZ, a los fiordos les llaman ‘sounds‘, por lo que si tomas este ferry, acabarás navegando por el Queen Charlotte Sound para llegar a Picton.

Panorámica del fiordo y el ferry en la foto desde Picton

Por fin, desembarcamos en el pequeño pueblo de Picton, donde tengo apenas 1h hasta la salida de mi tren. Y sí, esta vez he decidido darme un pequeño capricho y tomar el tren en vez de los buses de Intercity. Aunque no me quedé en Picton, en el pueblo y sus alrededores hay varias rutas de senderismo con preciosas vistas a los fiordos y acceso a playas remotas.

El Coastal Pacific Train es uno de los llamados trenes escénicos de NZ. Este panorámico tren conecta Picton con Christchurch haciendo paradas en Blenheim y Kaikoura. El tren circula pegado a la costa pacífica bordeando acantilados y playas remotas repletas de focas. En un principio, tenía pensado hacer el trayecto de 6h entero hasta Christchurch, pero vi que era posible añadir una parada y dividir el trayecto sin coste alguno. Así que decidí a última hora hacer una noche en Kaikoura, a unas 2h 30′ de Picton. El precio total de Picton a Christchurch es de NZ$239 (130€). Lo dicho, un capricho 🙂

Mis vistas desde el tren panorámico de KiwiRail

Por cierto, que otra opción muy recomendable, es ir desde Picton a Nelson, a unas 2h en coche. Y así poder visitar el Abel Tasman National Park, uno de los parques nacionales más bonitos de todo el país. Por falta de tiempo, ya que al estar en una zona un poco remota suponía añadir varios días y buses más, me quedé sin ir 🙁

Si por algo es famoso el alargado pueblo de Kaikoura, está urbanizado a lo largo de la carretera, es por la posibilidad de ver ballenas. Y es que diariamente cuándo las condiciones lo permiten hay una compañía que ofrece pequeños tours mar adentro para ver ballenas, orcas y delfines. Aunque se pueden ver algunas especies de ballenas, como el cachalote, todo el año, es entre junio y agosto cuando hay más posibilidades de ver ballenas jorobadas, orcas y delfines de Héctor, el más pequeño de toda la familia de los delfines, y que solo habita en NZ. Si resulta que no ves absolutamente nada en el tour, te devuelven una gran parte del coste del tour. 

La preciosa playa de Kaikoura con las montañas de fondo

Como llegué por la tarde, ya no había tours ese día, así que para estirar las piernas decidí darme un paseo hasta la colonia de focas de Kaikoura. Otro de los principales motivos por los que la gente suele incluir este pueblo en su itinerario. Tras instalarme en mi hostel, Dusky Lodge, comencé el paseo hasta la colonia. Iba con la esperanza de poder ver bastantes focas y así poder justificar la hora y media casi que se tardaba en llegar andando y la verdad, que así fue. Es increíble la cantidad de focas que se pueden ver, tanto adultas como ‘bebés’ y lo mucho que te puedes acercar a ellas. Rodeado, eso sí, de un montón de turistas japoneses jaja

Algunas de las focas de la colonia de Kaikoura.

Al día siguiente, tras un temporal nocturno que dejó algo de nieve en las montañas próximas al pueblo, sí sí nieve, en pleno verano, y que continuaba en la mañana con lluvia y viento, me cancelaron el tour para ver las ballenas. Lo cierto, es que la montaña de Manakau, cercana a Kaikoura, tiene una elevación de 2.608 metros. Así que, con algo de resignación, esperé en el hostel hasta que llegara el tren, para continuar las 4h que faltaban de trayecto hasta Christchurch.

Christchurch, la universitaria capital de la Isla Sur

Después de Auckland, Christchurch es la segunda ciudad más grande del país. Con un ambiente joven y animado gracias a la universidad y con una atmósfera que traslada a una ciudad británica. Me alojo un par de noches en el Haka House. Los Haka House son una cadena de hostels en las principales ciudades y puntos turísticos del país. Y la verdad es que el de Christchurch es bastante recomendable. Tiene una ubicación perfecta en el centro de la ciudad junto a los jardines botánicos y es bastante sociable. Spoiler: vendrán más Haka House en el futuro 🙂

Llegué bastante tarde con el tren, y tras instalarme en mi habitación conocí a una chica alemana que me propuso ir a cenar. Fuimos a escasos metros del hotel, a Oxford Terrace, un paseo lleno de bares y restaurantes junto al río Avon. Esta es la principal zona de la ciudad para salir a tomar algo o cenar, me atrevería a decir. Aquí se encuentra también el Riverside Market, un bonito mercado lleno de puestos con comidas de todo el mundo, que es también una opción perfecta para comer o cenar.

Riverside Market en Christchurch.

Al día siguiente, me levanté con ganas de explorar la ciudad. Tras desayunar en el hostel, salí a dar un paseo a los jardines botánicos. Por cierto, el edificio que estaba justo en frente de mi hostel, en la esquina de Hereford St. con Rolleston Av. me pareció el más bonito de la ciudad y el que más me trasladó a una ciudad británica. Más tarde averigué que más que un edificio se trata del Complejo de Arte de Christchurch que alberga diferentes galerías, un cine, un restaurante, un hotel… al más puro estilo gótico. El edificio se construyó en 1877 y formaba parte de la Universidad de Canterbury.

Parte del complejo de arte, sin duda uno de los edificios más bellos de la ciudad.

Los jardines botánicos de Christchurch, de entrada gratuita, son bastante grandes con numerosos invernaderos, un pequeño lago, todo ello junto al estrecho río Avon. Bien merecen un paseo matutino para terminar de despertarse. Tras esto, llegué a Victoria Square, una pequeña plaza con una estatua de la Reina Victoria junto al moderno Centro de Convenciones de la ciudad. Un poco más adelante, me encontré con la derruida y en reconstrucción Catedral de Christchurch. Y es que la ciudad aún se está recuperando de los violentos terremotos que sufrió en 2010 y 2011 que dejaron unas 185 víctimas mortales e hicieron estragos en muchos edificios. De hecho, cerca de Victoria Square se encuentra Quake City, un museo sobre el efecto de los terremotos y como actuar ante ellos. 

New Regent St. es una de las calles más llamativas de la ciudad, no solo por sus fachadas de colores si no por el tranvía que pasa justo por en medio de la calle, partiéndola en dos. Y es que este tranvía histórico, ahora sobre todo usado por turistas, recorre algunas calles de la ciudad en una especie de tour turístico. Por último, Cashel St. y High St. son las principales calles comerciales, con multitud de oficinas y centros de negocios. Uno de los más modernos es The Crossing, dónde paré un rato para un café en Coffee Culture.

La colorida New Regent St. con tranvía de por medio.

Aparte del Riverside Market, el mercado de comida que te comenté antes, está también Little High Eatery, especializado en cocina internacional. Yo terminé comiendo algo más ligero en Unknown Chapter Coffee Roasters. Lo cierto, es que me sorprendió la cantidad de restaurantes, puestos de comida y bares que hay en la ciudad, al menos en el centro. Para bajar la comida, puedes hacer un paseo en barca por el río Avon. De nuevo, una actividad más enfocada a los turistas, pero hay un pequeño muelle desde dónde se ofrecen paseos en barcas antiguas con punteador, al más puro estilo góndola veneciana.

Decidí coger un bus y pasar la tarde en la playa. Desde la estación central, el bus nº3 te lleva en apenas media hora hasta Sumner Beach y Scarborough Beach. Tras relajarme un rato, hice una pequeña ruta hasta Taylor’s Mistake Beach con impresionantes vistas del océano y de la reserva natural de Godley Head.

Taylor’s Mistake Beach al fondo

Si tienes más días, puedes hacer una excursión desde Christchurch a la escarpada península de Banks. Las fotos son una pasada y es posible avistar delfines en algunas de sus bahías. El pueblo de Akaroa fue fundado por colonos franceses y todavía guarda una estrecha relación con la cultura francesa. Si tienes coche, apenas te costará 1h 20′ llegar hasta Akaroa desde Christchurch. Si no, hay un bus diario que conecta ambos municipios o puedes contratar un tour guiado de un día por la península de Banks, pero es bastante caro. Como no tenía coche y el tour era muy caro, me quedé con las ganas de ir 🙁

Cruzando los Alpes del Sur, Arthur’s Pass

Como me gustó tanto el trayecto en tren en el Coastal Pacific, decidí comprar un billete para la otra ruta operativa en la Isla Sur, la TranzAlpine. Este trayecto en tren panorámico, conecta la costa este y oeste de la isla, entre Christchurch y Greymouth cruzando la imponente cordillera alpina por Arthur’s Pass en algo menos de 5h. El coste es de unos NZ$269 (147€) y se puede comprar online.

Los paisajes son de nuevo espectaculares, a través de las llanuras primero, hasta empezar a vislumbrar y atravesar los Alpes del Sur coronados por nieve y glaciales hasta finalmente llegar a la pequeña ciudad de Greymouth, en la costa oeste. De nuevo, decidí partir el trayecto en dos, haciendo una parada en Arthur’s Pass, ya que me encantan las montañas y pensé en porqué no hacer una ruta de senderismo. Aprovechando que el tren salía temprano y sobre las 11h llegué a Arthur’s Pass.

Vistas del Paso de Arthur

Mirando algunas rutas en Wikiloc en el tren, decidí hacer la ruta del pico Avalancha (Avalanche Peak). Aunque el nombre no inspira mucha confianza, leí que el riesgo de avalanchas solo está presente durante los meses de invierno cuando se acumula más nieve. Se trata de una ruta que parte desde el mismo Arthur’s Pass prácticamente al lado de la estación y la carretera. Pensé que al tratarse de una ruta circular corta, no sería muy exigente… pero lo cierto es que sí que lo fue. Son apenas 7,5 km en total, pero con 1100m de desnivel tanto positivo como negativo. Esto implica que hay tramos con bastante pendiente, donde casi hay que escalar un poco a veces, así que si te animas a hacerlo debes estar en buena forma física e ir con calzado adecuado.

Como yo hice la ruta de una forma espontánea, sin ir muy preparado, no llevaba mucha comida ni agua, hay tramos dónde lo pasé un poco mal debido al esfuerzo por la pronunciada pendiente. Pero tras poco más de 1h30′, conseguí llegar al pico y, en un día soleado como salió, las vistas eran realmente espectaculares y el esfuerzo mereció la pena. El pico Avalancha se encuentra a unos 1.833m de altitud y para llegar a la cima hay que atravesar algunas zonas no aptas para gente con vértigo.

Impresionantes vistas desde la cima del Pico Avalancha

Tras admirar las vistas desde lo alto, tocaba volver a hacer un esfuerzo para bajar de nuevo hasta Arthur’s Pass. Por cierto, es recomendable hacer esta ruta en un sentido concreto, empezando desde el sendero al lado del hostel Mountain House o se hace mucho más dura. Reconfortado conmigo mismo tras finalizar la ruta, decidí alargarla un poquito más y acercarme hasta la Devils Punchbowl Waterfall. Un corto sendero separa la carretera de esta impresionante cascada.

Cascada Devils Punchbowl

Agotado, decidí volver al hostel (Mountain House) donde había dejado mi mochila parando antes en el café para recuperar energías. Aunque un kea, una especie de loro alpino endémico de NZ, decidió que lo mejor era compartir la cerveza.

El Kea es una especie de loro endémica de NZ

De repente, llegó una mini furgoneta con un logo que ponía tour en el lateral y oí al conductor decir que tenían 5 minutos para ir al baño antes de seguir hacia Greymouth. Como eran las 4 de la tarde y no tenía nada más que hacer en Arthur’s Pass (no hay prácticamente nada en el pueblo, aparte del café y algunas casas de montaña o rurales) hablé con él para ver si me dejaba unirme y me llevaba hasta Greymouth. Así ganaba tiempo y no tenía que esperar hasta el día siguiente a que llegase mi tren al mediodía. Tras negociar con él, se apiadó de mí y de alguna forma conseguí que me dejase ir con él gratis. Me apresuré a coger mis cosas del hostel y cancelar la reserva para esa noche, mientras buscaba una nueva en Greymouth.

El río Grey en su desembocadura en Greymouth

Greymouth, con apenas 14.000 habitantes, es el municipio más poblado de toda la costa oeste de NZ. Pero no tiene mucho que ver o destacable y no te recomiendo que le dediques tiempo, salvo que te pille de paso para comer o pernoctar. De hecho, mucha gente pasa por aquí bajando desde el Abel Tasman National Park. Si es tu caso, no dudes en parar en Punakaiki para contemplar las llamativas Pancake Rocks. La costa oeste de la isla sur de NZ es una de las rutas más bonitas del mundo, y al día siguiente camino a Franz Josef en bus, empezaría a descubrirlo. 


En el próximo post, llegamos a la zona de los glaciales y la salvaje selva tropical húmeda. Más tarde seguiremos bajando hasta los lagos de Wanaka y Wakatipu para llegar finalmente, a una de las ciudades de NZ que más me gustó. La espectacular y aventurera Queenstown!

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