Por razones de trabajo, desde medidados de julio estoy viviendo en Toulouse (Francia). Con dinero y tiempo, esta oportunidad habría sido genial para aprovechar y recorrer todo el sur de Francia, hacer rutas y perderse por los distintos pueblos medievales que predominan en la zona. Sin embargo, como no ha habido ni de lo uno ni de lo otro, me he tenido que conformar con pequeñas escapadas y muchas, muchas vueltas por las diferentes calles del centro de Toulouse. Pero bueno, como bien indica el título del post, esta entrada es para hablar de Carcassonne, el dedicado a Toulouse llegará más adelante, tranquilos 😉
Lo primero sobre lo que quiero hablar es el tema del transporte. Algo que me ha sorprendido bastante estando aquí es lo caro que es el transporte público (al menos para los turistas). Carcassonne está a unos 100 km de Toulouse y, si careces de coche propio, hay pocas opciones baratas para ir desde aquí. El tren resulta bastante caro, de vez en cuando hay ofertas más baratas, pero para días y horas puntuales (tipo coge el tren de ida a las 7 de la mañana y vuelve en el de las 10 de la noche). Una buena web donde buscar precios para hacer el viaje es Kelbillet, además incluye no sólo tren, bus y avión, sino también lo de compartir coche, algo que aquí en Francia parece estar muy extendido. Al final, la forma más barata de poder llegar a Carcassonne es utilizando Bla Bla Car o similares, ya que puedes hacer ida y vuelta desde 10 €, frente a los 35 € del tren (recordamos que se trata de viajar de la forma más económica posible, ya que somos un poco precarios) 😉
Solucionado este problema ya puede comenzar la excursión en Carcassonne. Y la primera pregunta es, ¿por qué Carcassonne? A mí, personalmente, me atraía mucho su ciudad amurallada, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1997, y también el perderme por sus callejuelas de origen medieval. Aquí tenéis una foto de cómo se ve la fortaleza desde fuera.
A medida que te vas acercando, la ciudadela se ve impresionante, en lo alto de una colina, rodeada de calles con casas de estilo medieval con ventanas de madera, parece que vas a transportarte a la Edad Media de un momento a otro, que en cualquier momento encontrarás caballeros y justas, y esa bonita sensación consigues mantenerla… hasta que entras dentro de la fortaleza. A nosotros, la ciudadela por dentro nos decepcionó, las calles medievales se conservan bien pero están todas llenas de tiendas de souvenirs, bares para comer y beber, y turistas, muchísimos turistas. ¡Nadie te avisa de que por dentro es así! El resultado de todo esto en un centro histórico de origen medieval con calles estrechas da como resultado que te sientas como una sardina enlatada a medida que intentas avanzar por las calles en busca de alguna zona tranquila… En definitiva, Carcassonne no fue lo que esperaba. Muy bonito, impresionante, visto desde fuera, pero demasiado agobiante por dentro. La mejor foto que lo define para mí, es la que he puesto al principio de esta entrada, tiendas y tiendas y más tiendas.
Quién debería visitarlo: Quien le apasionen los castillos y las estructuras medievales y, sobre todo, no le agobie la gran cantidad de turistas que puede haber por metro cuadrado.
Quién puede perdérselo: Quien busque un tipo de turismo más tranquilo y menos saturado. Como excursión, dar una vuelta por los alrededores de la fortaleza sin acceder al centro, basta para imaginarte en la Edad Media.
Tal vez, el hecho de ir en domingo no ayudó a llevarse una buena impresión. Espero que os haya gustado el post, a pesar de la crítica. ¿Estáis de acuerdo? ¿Habéis visitado Carcassonne vosotros?
¡Hasta la próxima! =D
He estado alli en febrero y no vi mucha gente. Tal vez sea mejor visitarlo en invierno. A mi me gustó mucho por fuera también, y la vista que se tiene desde el puente . Escribiré también sobre Carcassonne en alguno de mis posts.
Sí, seguramente en invierno sea totalmente diferente ¡Esperaré a leerlo en tu blog! =)
Nosotros también lo hemos mencionado en nuestro blog, Carcasona es un edificio medieval mezclado con ficción para turistas. Sin embargo, creo que vale completamente la pena visitarlo! Ir en invierno o hacer el recorrido “a contramano” es una gran opción para evitar un poco las multitudes y conectar más con el pasado de la ciudad amurallada.