9 bloggers nos cuentan sus locuras viajeras, ¡adivina quién ha hecho qué!
Instrucciones para jugar a ‘Viajar es una locura’: A lo largo de la lectura verás que hay ciertas partes marcadas en cursiva con un título al final en negrita, son anécdotas de diferentes bloggers viajeros con muchos países a sus espaldas, ¿conseguirás adivinar quién ha hecho qué?
¿Quién ha participado? La realización de este post no habría sido posible sin: Algo que recordar, Inteligencia Viajera, Viajeros4x4x4, Viviendo por el mundo, Tragaviajes, 365 sábados viajando, Nos vamos de rutica, Viajar lo cura todo y Viajes Terapéuticos. ¡Muchas gracias! Ahora sí, allá vamos =D
Viajar es una brutalidad. Te obliga a confiar en extraños y a perder de vista todo lo que te resulta familiar y confortable de tus amigos y tu casa. Estás todo el tiempo en desequilibrio. Nada es tuyo excepto lo más esencial: el aire, las horas de descanso, los sueños, el mar, el cielo; todas aquellas cosas que tienden hacia lo eterno o hacia lo que imaginamos como tal. (Cesar Pavese)
Seguro que no es la primera vez que lees esa frase. Y, si no me equivoco, seguro que leer esta frase no te deja indiferente. Es más, saber que nada es tuyo salvo lo más esencial, te transporta a otros momentos, a sensaciones de libertad. ¿Quién no se ha encontrado en un viaje saboreando la libertad que solo salir de la rutina puede darte?
Pero salir de la rutina no siempre es fácil y puede resultar hasta peligroso, aunque suele ser un peligro que deja un sabor dulce al recordarlo. ¿Alguna vez te ha pasado? Tienes días libres, y está ese país, esa región que siempre has querido visitar, o en la que tienes un amigo con una casa en la que acoplarte, así que decides empezar a planear un viaje. Y con él, llegan todas estas etapas 😉
Organizando el viaje
¿Cómo decides un viaje? Por un lado, está el problema de cuánto tiene que durar ese viaje…
Nuestro “no hay huevos” más grande fue una noche allá por el 2013. Habíamos llegado muy tarde de la oficina (para variar) pero todavía quedaba toda la semana por delante. Abrimos una botella de vino para arreglar el día y empezamos a hablar, una vez más, sobre cómo sería irnos un año a recorrer el mundo. Yo no paraba de decirle a X cómo tenía que ser, que había leído esto y aquello, que blablabla… Y cuando ya le tenía hasta las narices me dijo: “mucho hablar, pero ¿cuando vamos a hacerlo?” Respondí con evasivas del tipo “pues podríamos ver cómo acaba este año y luego…” Entonces me dijo la gran frase: “a ti lo que te pasa es que te faltan huevos”. (Anécdota 1: vuelta al mundo)
… aunque por otro también está el de qué ver en ese viaje. ¡No te quieres dejar nada! Ya sea por visitar a un amigo o por ver determinados lugares, tus días acaban siendo mucho más intensos que tu día a día en tu ciudad. Madrugas más, no paras de andar, duermes donde sea… y eres feliz. Sarna con gusto no pica, ¿no? Lo único, es que a veces se nos va un poco de las manos y se llega a visitar 5 ciudades en 48 horas:
Salí de Barcelona por la mañana. Paré en Avignon un par de horas, me di una vuelta, hice noche en Lyon de CS, paré en Frankfurt a ver a un amigo y tomarme unas cervezas con él y cogí un tren a Copenhague. Llegué al día siguiente a visitar a otro amigo. (Anécdota 2: 5 ciudades 48 horas)
Desplazamiento
Aunque claro, después de organizar el viaje, está el tema del desplazamiento. Cómo llegar al sitio sin morir en el intento, los visados, qué puedes y qué no puedes entrar en determinado país… Y si no estás muy atento a eso, puede acabar pasándote como a ciertos bloggers…
¿Alguna vez habéis visto el programa de TV Control de aduanas? Está grabado en los aeropuertos de Australia, pues bien podrían habernos grabado a nosotros el día que aterrizamos en Sidney sin billete de salida del país ni hotel reservado, ni itinerario pensado… La oficial que nos recibió estuvo muy tentada de mandarnos de vuelta por donde habíamos venido, volábamos desde Los Ángeles. Y os preguntaréis, ¿por qué íbamos a hacer algo así? Pues la respuesta es bien sencilla, cambios de planes que te obligan a llegar a tu destino sin previa preparación, en ese momento no teníamos idea de que eran tan sumamente estrictos con la entrada de turistas en Australia, y todo es porque quieren asegurarse de que no vayas a su país a trabajar.
Finalmente y tras explicarle a la buena mujer nuestro estilo de vida, entendió, aun no sabemos cómo, que estábamos de paso. La locura fue presentarnos sin nada preparado en uno de los países más caros del mundo, así que después de comprobar lo que costaba dormir en un hostel de Sidney, nos fuimos corriendo hacia Cairns ya que encontramos una furgoneta en la que podíamos dormir, cocinar y viajar por el país de forma mucho más económica que lo que encontramos al llegar, que habría arruinado nuestros sueños futuros de viaje. (Anécdota 3: Australia)
¿Y una vez en el país, cómo te desplazas? Ahorrar y llegar a los lugares menos masificados se convierte en una máxima, así que te las ingenias de una u otra forma para poder visitar ese templo perdido desde el que se ve un amanecer impresionante, o esa ruta que poca gente conoce. Como llegar no es fácil ni barato, lo intentas todo, hasta el autoestop. Y terminas cogiéndole el gusto a esto, ¿o no?
Estábamos en la frontera de Rumanía viniendo de la ciudad búlgara de Kazanlak haciendo autoestop y camino hacia Bucarest. Los viajeros que nos traían nos dejaron justo en un puente situado en la frontera entre Bulgaria y Rumania que debíamos cruzar caminando. Un policía nos vio y nos dijo que solo podíamos pasar en coche. Le dijimos que no teníamos coche y nos comentó que entonces debíamos ir a la ciudad a buscar un taxi y volver a cruzar el puente en taxi, algo que no íbamos a hacer.
Entonces comenzamos a preguntar a los coches si alguno nos quería llevar y tras varios intentos fallidos, unos chicos finlandeses nos propusieron echarnos un clave por iniciativa propia. Les contamos la situación y no dudaron en llevarnos. Ellos iban a una boda en el centro de Rumania. Nuestro plan era llegar a Bucarest y alquilar un coche allí y directamente irnos a recorrer la zona de Transilvania pero en lugar de eso decidimos unirnos al plan de estos chicos que se dirigían a Târgoviște.
Al día siguiente me dejaron el coche a mi y le hice unos cuantos kilometros hasta Brasov sin carnet porque tenía mi carnet caducado. Una vez allí ellos siguieron la ruta y nosotros buscamos un hostel y, al día siguiente, decidimos alquilar un coche con el que recorremos actualmente las montañas de Transilvania. (Anécdota 4: Autoestop)
Gastronomía
Otro pilar fundamental, no me vas a decir que no, es la gastronomía. En los viajes existen tres tipos de personas: los que quieren probarlo todo, sea lo que sea; los que quieren probar casi todo pero con límites (no paso por los insectos); y los hipocondríacos que no prueban nada que no esté debidamente embotellado y marcado, no sea que les vaya a pasar algo. ¿En qué grupo estás tú? Dos de nuestros bloggers se encuentran claramente en el primer grupo.
Está quien le da a todo, hasta llegar al punto de comerse una cucaracha, eso sí, cocinada. Hay vídeo y todo que da fe de esta LOCURA (con mayúsculas), pero para ganarlo primero tendrás que adivinar a cuál de los que han participado les pega esto. Coméntalo y si aciertas te pasaré el enlace al vídeo. (Anécdota 5: cucarachas)
Aunque las cucarachas hayan eclipsado mi atención, no podemos olvidar otras cosas en cuanto a la gastronomía viajera, como ciertas plantitas con superpoderes.
Durante nuestro viaje por Sudamérica era raro el día que no escuchábamos hablar de la famosa “Ayahuasca”, una planta medicinal elaborada a base de hierbas que se supone tiene propiedades sanadoras, tanto físicas como espirituales. Ya antes de este viaje sabíamos de su existencia pero nunca la habíamos vivido tan de cerca. Teníamos unos amigos que habían estado en un pequeño pueblo amazónico en Perú donde la habían probado y nos dijimos ¿Por qué no? ¿Vamos?
Sin darle muchas vueltas al tema, nos plantamos en una pequeña aldea donde era imposible ver a un solo turista y buscamos a la familia con la que habían estado nuestros amigos. Nos alojamos en esa casa una noche para vivir la experiencia más extraña de nuestro viaje.
El padre de familia se suponía que debía ser el chamán, pero se encontraba de viaje por trabajo así que la madre llamó a su aprendiz para que nos hiciera esa misma noche una “sesión de Ayahuasca”. Fue una situación de la que seguramente algún día hagamos un post porque hay mucho que explicar. Te adelantamos que pasamos toda una noche en el porche de la casa tumbados en el suelo a oscuras y sin poder hablar, con un chamán que no paraba de silbar la misma canción una y otra vez y que terminó vomitando como el que más (¡se suponía que tenía que cuidar de nosotros!), con un chico muy joven que parecía ser el aprendiz del aprendiz de chamán, la madre de la casa y una de las hijas de 3 años. Y nosotros allí, en medio de este escenario tumbados en el suelo flipando en colores…
Todo esto en un pueblecito perdido en medio del Amazonas donde lo único que se escuchaba el ruido de los animalitos varios que había por allí. Los efectos de la ayahuasca fueron bastante débiles, así que no tuvimos ninguna alucinación, ni experiencias extracorpóreas, ni presenciamos nuestro nacimiento como a otras personas les ha pasado. (Anécdota 6: ayahuasca)
Alojamiento y contacto local
Por supuesto, un viajero que se precie (que no un turista) busca siempre el contacto local, al fin y al cabo lo que queremos es vivir experiencias y conocer al máximo la cultura, así que si podemos alojarnos en casa de algún local mucho mejor, ¿no?
Planeando nuestra estancia en Siem Reap, Camboya, estaba en contacto por facebook con un tuktuk driver que nos había recomendado una amiga. Entonces le pregunté si podíamos dormir en su casa y nos dijo que sí, sin problema. Normalmente hacemos couchsurfing, pero sabes dónde te quedas porque has podido leer el perfil. Así que nos aceptó rápidamente.
Después del tour, nos vino a buscar y nos llevó a su humilde casa, hecha con placas de metal/uralita por él mismo. Allí vivían su mujer, sus dos hijos pequeños y su padre minúsvalido. En esos momentos te entra la duda (occidental) de si a la mañana siguiente todas tus cosas van a estar allí, pero luego descubres que todavía sigue habiendo gente buena por el mundo y pasamos una de las mejores noches del viaje con ellos. (Anécdota 7: Camboya)
O puestos a vivir ceremonias de otras culturas, si te invitan a casa de algún local para poder disfrutarla mucho mejor… al menos en teoría.
No somos de hacer muchas locuras, pero sí de intentar vivir los viajes al máximo. Es por ello que solemos aceptar cualquier propuesta que nos hacen, siempre con sentido común claro.
Estando en Varanasi, India, queríamos buscar un lugar desde donde ver las cremaciones. Unos jóvenes nos propusieron verlo desde su casa, tras dudar un poco, mientras nuestras miradas se cruzaban, decidimos ir, pero avisando de antemano que no pagaríamos por ello. Al entrar en la casa, las sensaciones no fueron buenas, en mitad de la habitación oscura, se encontraba sentada una señora octogenaria, y varias personas rodeándola. Al no gustarnos lo que veíamos, decidimos salir, pero uno de los chicos golpeo el suelo con un palo, tapándonos la salida. Las palabras que conseguimos entender fueron “De aquí no sale nadie hasta que pague a mi abuela”. Y aquí es cuando viene la parte de “no hay huevos”. Decimos tranquilamente quitar el palo y marcharnos, nada más sucedió, excepto unos cuantos insultos durante 2 minutos, tiempo que duro la persecución.
Pasamos miedo, sí, pero eso no impidió que sigamos viviendo los viajes al máximo y disfrutando de la gente local. (Anécdota 8: La abuela)
Por último, no me vas a poder negar que a veces es más fácil encontrar a un chino o un japonés con su cámara, que a un local. Me acuerdo cuando visité Lucerna, ¡estaba todo lleno de japoneses! Pero hay quien, aprovecha esto y hace lo siguiente…
Como buena peliculera que soy, mi sueño siempre fue reproducir una escena de alguna película americana. Estábamos haciendo la ruta 66 y una de las paradas era visitar Monument Valley. Allí estábamos haciéndonos unas fotos cuando de repente paró un autobús lleno de chinos, y me vino a la cabeza la mítica escena de Forrest Gump. ¿Qué no hay huevos?… ¡Menuda liamos! Conseguimos que unos 25 chinos corrieran detrás de nosotros al grito unísono de ¡¡¡ Run Forrest, Run!!! (Anécdota 9: Forest Gump)
Ahora te toca a ti, ¿quién dirías que hizo qué? ¿Cuál de todos los bloggers tiene más cara de comer cucarachas? ¿Y de hacer autoestop?
¿Cuál ha sido tu locura? Si quieres participar, envíamela a gastandosuela@gmail.com. ¡Montaremos una segunda ronda! 😉
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Jajaja me he reído mucho! Me encantan! Muchas gracias por invitarnos a participar!
¡Me alegro que te haya gustado! ¡Muchas gracias a vosotros! =D
¡Madre mía qué historias! Nos hemos quedado flipados con algunas jeje. Aunque no estamos seguros de saber los autores de todas. ¡Vamos a probar!:
A1: Algo que recordar, A2: 365 Sábados viajando, A3: Viajar lo cura todo, A4: Inteligencia Viajera, A5: Tragaviajes, A6: Viviendo por el Mundo, A7: Viajeros 4x4x4, A8: Viajes Terapéuticos y A9: Nos vamos de rutica
¿Qué? Nos hemos ganado el link al vídeo de la cucaracha? 😉
Un post divertídisimo, ¡ya estamos esperando la segunda edición!
I&E