En este post viajamos a Friburgo, la puerta de entrada a la impresionante Selva Negra alemana. Además tiene el privilegio de ser la ciudad alemana con el mejor clima y una de las ciudades más ‘verdes’ del país. También es una ciudad con un ambiente muy joven, ya que cada año miles de estudiantes llegan aquí para estudiar en la antiquísima Universidad Albert Ludwig de Friburgo.
Recorriendo el centro histórico
La ciudad de Friburgo no es especialmente grande y se puede descubrir en uno o dos días. Su casco antiguo o Altstadt tiene un profundo y marcado sello medieval y comercial. Se puede comenzar entrando por alguna de las dos puertas que formaban parte de la antigua muralla que fortificaba la ciudad. En concreto me refiero a la Schwabentor y a Martinstor. Aunque las dos son impresionantes, creo que la primera me llamó más la atención. Y tras cruzarlas solo queda dejarse perder por las calles de Friburgo.
Dejarse perder… hasta llegar a la impresionante catedral (Münster, en alemán), fundada en el siglo XIII, y que llegó a ser la más alta del mundo hasta que se erigió la catedral de Estrasburgo. Es de estilo gótico y cuenta con unas gárgolas muy curiosas, en concreto, hay una que hasta nos enseña el culo… Milagrosamente sobrevivió a los bombardeos durante la II GM que arrasaron por completo la ciudad. Aunque también es cierto que hay ciertas teorías por las que los pilotos no bombardeaban las catedrales: superstición religiosa o para que les sirvieran como referencia de posición.
Si llevas un rato paseando por las calles empedradas de la Altstadt te habrás dado cuenta que por prácticamente todas pasa un canal. Estos canales son un icono de la ciudad. Se llaman Bächel y llevan en la ciudad desde la época medieval. En verano es fácil ver a niños jugando en ellos con barcos de papel o a gente refrescándose los pies. Dicen que si de forma accidental metes un pie dentro del canal, te enamorarás de alguien de la ciudad… (repito: de forma accidental). También habrás visto muchos mosaicos delante de los comercios. Estos hacían referencia tradicionalmente al negocio que tenía lugar allí, ya que mucha gente en la época medieval era analfabeta y por tanto, no sabía leer.
En la plaza de la catedral (Münsterplatz) hay más edificios de interés como la Redoutenhaus. Un edificio de color rojo que albergaba el histórico almacén de mercadería. En la fachada se encuentran representados, en forma de escultura, cuatro reyes de la casa de Habsburgo, entre ellos Carlos V y Felipe I.
También aquí en la plaza de la catedral suele haber por las mañanas un mercado tradicional de frutas y verduras. Y muy cerca se encuentra Konvikstraße, para muchos una de las más bonitas de todo Friburgo.
Otro punto de interés es la histórica fachada de la Casa de la Ballena (Haus zum Walfisch), donde se alojó el humanista Erasmo de Rotterdam. También, merece la pena acercarse hasta el ayuntamiento (Rathaus) o admirar edificios más modernos como el de la biblioteca de la universidad.
Schlossberg, el pulmón de la ciudad
Si quieres tener una vista privilegiada de toda la ciudad y del entorno que la rodea, tienes que sí o sí pasear por Schlossberg. Una montaña pegada a la parte antigua de la ciudad que cuenta con varias atracciones o puntos de interés. Aunque el nombre se traduce en ‘la montaña del castillo’, este se encuentra ahora prácticamente en ruinas. Las mejores vistas se disfrutan subiendo a lo alto de Schlossbergturm, una moderna torre construida en 2002. La torre tiene casi 34 m. de altura y se encuentra a 463 metros sobre el nivel del mar, en el punto más alto de la montaña. Se puede subir gratis y las vistas 360º desde lo alto son impagables.
Comer en Friburgo
No hay nada más típico en el sur de Alemania que visitar los jardines de la cerveza. Y el mejor de Friburgo es el de Feierling, muy cerca del museo Agustino, un lugar muy agradable para descansar un rato con una buena cerveza en una atmósfera alemana tradicional.
Si por lo que sea solo tienes tiempo para visitar Friburgo, te recomiendo buscar una cafetería donde puedas probar la famosísima tarta de la Selva Negra (Schwarzwälder Kirschtorte) que lleva bizcocho de chocolate, nata, licor de cerezas… Nosotros la probamos en una cafetería que se llama Gmeiner, justo al lado de la Martinstor, pero se encuentra en muchos otros sitios.
Por cierto que en una ciudad pequeña como Friburgo, la cocina en muchos restaurantes cierra antes de las 20h (lo sé, horario alemán), así que si quieres comer un poco más tarde de esa hora te recomiendo ir a Martin’s Bräu. Un sitio bastante turista que ofrece comida tradicional alemana y cierra sobre la medianoche.
Y hasta aquí este post sobre la preciosa Friburgo, espero que te haya servido como una pequeña guía y te sirva para planear tu visita a la ciudad. En un próximo post nos adentraremos de lleno en la Selva Negra.
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