Hacía tiempo que tenía un poco abandonada esta sección, así que he decidido actualizarla con el último libro que me he leído (más bien, devorado): 7 años en el Tíbet. Seguramente, muchos conozcáis el título por la película de Brad Pitt de 1997. A mí personalmente, la película me gustó pero, como sucede siempre, el libro es mucho mejor. ¿Quieres saber por qué? Sigue leyendo 😉
Heinrich Harrer (1912 – 2006) es el autor y protagonista de ‘7 años en el Tibet‘. El libro está escrito en primera persona y en él, Heinrich cuenta, como si se tratara de un diario, las aventuras que le llevaron a vivir 7 años en el Tíbet. Escalador austríaco, la II Guerra Mundial le cogió desprevenido cuando se encontraba escalando con el equipo alemán en el Himalaya.
Puesto que la India era entonces territorio británico, austríacos, italianos y alemanes (entre otros) fueron considerados enemigos. Y, por lo tanto, capturados e internados en un campo de concentración. El hecho de encontrarse en la India, lejos de Europa donde la gran guerra estaba teniendo lugar, hizo que el cautiverio no fuera tan estricto como habría sido en Europa. Sin embargo, ser privado de su libertad era algo que Heinrich no estaba dispuesto a aceptar, y es por eso que enseguida empezó a planear su huída.
En una primera parte, el libro te cuenta los planes y los intentos de huída. El objetivo es llegar a Lhasa, capital del Tíbet, y allí pedir asilo, ya que este país se declaró neutral en la II Guerra Mundial. Sin embargo, llegar hasta la capital no iba a ser tan fácil como pensaban. Sobre todo porque, al entrar en el territorio del Tíbet, se encuentran con una sociedad muy diferente a la que esperaban encontrar.
La segunda parte, se podría decir que se centra en la vida en el Tíbet. Resulta que se trata de un país muy peculiar, como parado en el tiempo. Heinrich muchas veces transmite la sensación de haber viajado al pasado. En concreto, se encuentra con un sistema feudal en el que cada uno tiene el lugar que le corresponde por derecho de nacimiento, que no todos son iguales, y en el que gobierno y religión van cogidos de la mano. No en vano, la más alta institución del estado es el Dalai Lama, el más alto representante de la religión, puesto que es considerado la reencarnación de Buda.
En el momento en que Heinrich consigue llegar a Lhasa en busca de asilo (llevamos más de medio libro con esto), el Dalai Lama es apenas un adolescente, que todavía no tiene el derecho a gobernar, pues sigue formándose para ser un buen guía espiritual y político. Aún así, es considerado como un dios.
-¿A dónde iremos a parar – dijo como colofón- si todo el mundo fuera libre de cruzar el Himalaya a su antojo?
¿Qué ocurrirá, en realidad, en semejante caso? Pues sencillamente esto: un hombre instroducirá en el país un vehículo de ruedas que, tarde o temprano, vendrá a suplir la conducción a espaldas de los hombres (…), siguiendo las huellas del primero, otro extranjero, armado con una jeringuilla de penicilina, emprenderá la tarea de expulsar las enfermedades venéreas de las tiendas de los nómadas y de los palacios de los nobres. Pero el tercero y el cuarto, se dedicarán a arrancar del suelo tibetano el oro y los demás minerales que encierra.
Cuesta creer que una sociedad así pudiera existir todavía a mediados del s. XX. Con su historia, Heinrich va transmitiéndote las luces y las sombras de este lugar. Sus costumbres, sus buenos modales y su respeto a la naturaleza son cosas que te cautivan de esta sociedad. Sin embargo, sus estatus, su obsesión por la religión y su desigualdad, son hechos que te alejan de ella. Durante el libro, Heinrich cuenta cómo llegó a integrarse tan bien en la sociedad tibetana, que acabó convirtiéndose en el profesor de cultura occidental del joven Dalai Lama.
¿Lo mejor? Para mí ha sido conocer un poco más sobre el Tíbet y su cultura. Y también la forma de escribir de Heinrich, muy directa, que consigue trasladarte a las montañas del Himalaya.
¿Lo peor? No sabría decir. A mí el libro me ha enganchado de principio a fin, aunque sí que es verdad que, tal vez, la segunda parte se haga un poco más pesada de leer al no tener tanta acción.
¿Te has leído el libro? ¿Qué te ha parecido? 😉
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