El pasado verano, por tercer año consecutivo, volvimos a poner rumbo a los Pirineos en familia. Tras descubrir el Parque Nacional de Aigüestortes y recorrer el precioso Parque Nacional de Ordesa, volvimos a la parte oscense, pero esta vez elegimos explorar los valles de Benasque y Estós. Englobados dentro de los Glaciales Pirenaicos y el Parque Natural de Posets-Maladeta, se trata de unos tranquilos valles con multitud de rutas para hacer. En este post, te cuento las tres que hicimos nosotros.
¿Dónde dormir?
Al igual que el año pasado, este año también decidimos establecer una base, un apartamento, en Benasque y desde allí realizar las diferentes rutas. Benasque, que da nombre al valle (o al revés), es sin duda, el pueblo más grande en la zona. Cuenta con multitud de bares, restaurantes, tiendas de montaña, farmacias, supermercados… Por lo que es un pueblo con mucho ambiente e ideal por su localización para acceder a ambos valles.
Día 1: Ascenso al pico Salvaguardia y Portillón de Benasque
Este año empezamos bastante fuerte desde el primer día. Nos levantamos temprano y fuimos con el coche hasta el parking público de Llanos del Hospital. El parking es gratuito por lo que conviene llegar con tiempo para encontrar sitio (especialmente los fines de semana). Se puede llegar fácil desde Benasque a través de la A-139, son unos 12 km.
Una vez allí nos pusimos directamente a caminar. El camino empieza justo detrás del hotel en una enorme pradera. Pero, tras 1 km más o menos llano, el camino empieza a ascender. Se debe superar un desnivel de unos 600 m hasta llegar al desvío. Un poste nos marca el camino a seguir, por un lado hacia el Portillón de Benasque y por otro al Pico Salvaguardia (2.758 m).
Ante la amenaza de lluvia y tras una breve pausa, decidimos subir primero al pico. La ascensión es relativamente sencilla y cómoda, si bien es cierto que, desde el desvío todavía deberemos superar unos 300 m de desnivel hasta llegar a la cumbre. El paso está bien señalizado e incluso hay algunos tramos que cuentan con una cuerda para facilitar el paso, especialmente para días de lluvia y nieve.
Desde la cumbre las vistas son espectaculares. Al norte podemos ver toda la parte francés, ya que este pico está justo en la frontera y en dirección contraria se encuentran los glaciales pirenaicos con el Aneto y el Maladetas como seña de identidad.
Tras tomar un respiro, descendimos de nuevo hasta el desvío y nos dirigimos al Portillón de Benasque. Se trata de un paso fronterizo que conecta España con Francia. Después de contemplar un rato a nuestros vecinos, comenzamos el descenso final hasta La Besurta (4 km) y desde allí cogimos el autobús de regreso al parking.
Día 2: La Besurta-Forat d’Aiguallut-Coll de Toro-La Renclusa
Para el segundo día preparamos una ruta bastante larga que nos llevara hasta las profundidades del Valle de Benasque. De nuevo, partimos temprano hasta el párking de los Llanos del Hospital pero esta vez cogimos el autobús que te lleva hasta La Besurta, hay uno cada media hora. De esta forma nos ahorramos 1h de caminata, ya que será importante guardar energía para el resto del día.
Desde La Besurta parte un camino hasta el Forat D’Aiguallut (2 km). Se trata de un impresionante sumidero de unos 40 m de profundidad donde se recoge el agua de los glaciales del Aneto y Maladeta que desaparece bajo tierra. Tras tomar un respiro en la pradera que hay a continuación, seguimos la ruta hasta el precioso y tranquilo Ibón de Toro (+3 km) pegado a la frontera con Cataluña.
Parece que el tiempo se detiene en esta remota parte de los Pirineos, pero tras coger algo de fuerzas, las nubes de lluvia nos recuerdan que es hora de volver. Regresamos por el mismo camino, pero antes de llegar al Forat d’Aigualluts nos desviamos a la izquierda por un sendero que nos llevará hasta el refugio de la Renclusa. Con mucha historia montañera detrás, es uno de los refugios principales del Parque y de los Pirineos en general, ya que sirve de base para las ascensiones a picos míticos como el Aneto o el Maladetas.
Finalmente, descendemos de nuevo hasta La Besurta. Ahí nos esperan unas cervecitas, merecida recompensa, y el autobús de vuelta hasta el aparcamiento.
Día 3: Valle de Estós-Ibón de Escarpinosa
El último día decidimos cambiar de valle. De nuevo, partimos con el coche hasta llegar al aparcamiento de Estós (4 km). Desde ahí, se inicia un camino que tras pasar el embalse, nos lleva hasta el interior del valle. Al inicio, el camino circula pegado al río Estós, hasta que a los 3 km nos desviamos en el cruce de Batisielles hacia el Ibonet de Batisielles y el Ibón de Escarpinosa, nuestro objetivo final.
Tras el desvío es donde empieza verdaderamente la ascensión. En total la ruta tiene un desnivel acumulado de unos 700 metros, aunque más allá de eso no tiene ninguna dificultad técnica. La distancia total desde el aparcamiento es de unos 14 km.
Finalmente, después de unas 2h desde el desvío, llegamos al precioso Ibón de Escarpinosa. Es un sitio perfecto para comer algo y reponer fuerzas. Si bien es cierto que en este ibón hay mucha más gente en comparación con el que estábamos ayer, sigue mereciendo la pena. Tras comer algo, regresamos tranquilamente hasta el aparcamiento.
Y con esto, acabamos un año más de rutas por los Pirineos. Un año más que se nos hace corto. Seguimos teniendo muchas ganas de seguir descubriendo lugares mágicos en estas montañas. Así que, este 2019 intentaremos hacer otra escapada… ¿Tú también estás enamorado de los Pirineos?¿Qué sitio nos recomendarías?