Hoy en día Myanmar está de moda, tanto para lo bueno (como destino aún por descubrir) como para lo malo, debido a lo que está ocurriendo con los Rohinyas. Durante nuestro tiempo en el Sudeste Asiático, Myanmar era uno de los países que más ganas tenía de conocer. En total dedicamos 19 días para conocer un poco el país, ver apenas una pincelada de todo el cuadro que había por descubrir. Y, la verdad, para mí fue un país que me enamoró. ¿Quieres saber por qué? Sigue leyendo.
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Visado para Myanmar, todo lo que debes saber.
De los 4 países que visitamos en nuestros 3 meses viajando por el Sudeste Asiático, sin ninguna duda Myanmar fue de los que más me gustó. Es un país al que quiero volver más pronto que tarde. También era el que más dudas generaba, sobre todo por su historia reciente. Aunque se trate de un país que, poco a poco, se está abriendo cada vez más al turismo (con las cosas buenas y malas que ello conlleva) sigue teniendo conflictos internos que hacen que, a priori no parezca un país fácil para el viajero. Nada más lejos de la realidad. Por eso, si Myanmar está en tu cabeza, no lo dudes, visítalo. En este post te explico cómo sacarte el visado para Myanmar.
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De Chiang Rai a Luang Prabang en barco
‘Yo lo único que sé seguro es que el mundo está lleno de fronteras y que tengo la manía de querer cruzarlas para ver qué hay al otro lado’, afirmaba Miquel Silvestre en su libro ‘La Emoción de un Nómada’. Sin embargo, querer cruzarlas no hace que las fronteras sean menos fronteras. La burocracia, las colas, la inseguridad de no saber si podrás o no podrás cruzar, en algunas la corrupción y en muchas otras la desigualdad que se ve a un lado o a otro de ella, son cosas que no ayudan a que me gusten. Por eso, en nuestro viaje por el Sudeste Asiático, solíamos evitarlas entrando a los países en avión. Solo hubo un lugar al que llegamos por tierra, y ese lugar fue Laos. Si estás pensando en cruzar a Laos desde Tailandia, en este post te cuento cómo hacerlo, cómo llegar de Chiang Rai a Luang Prabang en barco.
Mae Yen o ruta de los pies mojados (Pai)
Si has leído ‘El Paraíso de Pai‘ ya debes saber por qué Pai se convirtió en uno de mis lugares favoritos de la ruta por el norte de Tailandia. Y también sabrás que no es fácil llegar a Pai, especialmente si te mareas con las curvas. Como te contaba en el otro post, 146 km, ¡762 curvas! y 3 horas de carretera separan a Pai de Chiang Mai. Puedes recorrerlos en minibus por solo 160 THB (~4 €), también puedes alquilar moto/coche y hacerlos por tu cuenta, o incluso, si el bolsillo te lo permite, llegar en avión.
Pai me enamoró por muchas razones, ¡hay tanto que hacer allí! Prometí ir subiendo poco a poco posts de mi paso por el Sudeste Asiático. Volví a Valencia con muchas ganas de escribir, pero la vida real y las obligaciones me hicieron apartarla. Hoy, varios meses después de la vuelta, por fin me encuentro con un fin de semana con tiempo que dedicar al blog, así que aquí os traigo una excursión que, si os gusta la montaña y vais a estar en Pai, no podéis dejar de hacer de ninguna de las maneras. Hoy, para refrescar este domingo caluroso de julio, os traigo la ruta de Mae Yen o la ruta de los pies mojados (para ser un poco más fiel a lo que es la ruta).
Los niños de Myanmar: los nadies de ciudad (2/3)
¿No te ha pasado nunca que caminar una ciudad es caminar una canción, una historia o un poema que has oído/leído muchas veces? Algo parecido me ocurrió a mí en Yangón, en Myanmar. Mientras caminaba bajo los 40 ºC al sol por las calles de Yangón, mientras me refugiaba a la sombra de un árbol en un parque a orillas del lago, mirara donde mirara, los nadies de Galeano se repetían una y otra vez en mi cabeza. Por eso hoy, siguiendo la serie de la semana pasada, vuelvo para hablarte sobre Los niños de Myanmar. Hoy te presento a los nadies, los hijos de nadie, los dueños de nada…
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Los niños de Myanmar: la ciudad I (1/3)
Viajar te abre los ojos, y de alguna forma te hace ver que, aunque nos guste quejarnos, podemos considerarnos afortunados en muchos aspectos. Durante el viaje por el Sudeste Asiático, uno de los países que más me impactó fue Myanmar. De todas las cosas que vi allí, lo que más llamó mi atención fue la situación de los niños y cómo esta cambiaba según te movieras por la ciudad, el campo o por las zonas turísticas. En Myanmar, como en España, la mayoría de edad se alcanza a los 18 años, al menos sobre el papel. Sin embargo, las responsabilidades de estos niños empiezan antes, mucho antes.
La danza del Lago Inle
Arquímedes, en sus estudios sobre la palanca, dejó una frase que pasaría a la historia: ‘Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo’. En el Lago Inle, en Myanmar, seguramente muy pocos hayan oído hablar de ese tal Arquímedes, y aún menos que conozcan la existencia de esa frase. Sin embargo, es bien seguro y a la vista está de todos los que se dejan caer por este lugar, que son capaces de hacer maravillas con un punto de apoyo.
El camarero de Mandalay
En Mandalay hay mucho tráfico, aunque no tanto como en Bangkok. El hecho de que la mayoría de calles estén, o bien sin asfaltar, o bien a medio camino, hace que el tráfico además de contaminar el aire, lo llene también de polvo. ¡Hay árboles de 5 metros de altura con las hojas completamente blancas del polvo que se levanta! Parecen de cartón, como si estuvieran para decorar las calles a la espera de que alguien fuera a pasarles el plumero. Más que caminar, lo difícil es respirar entre tanto polvo.
Primer encuentro con Myanmar: Mandalay.
Llegamos al aeropuerto de Mandalay a las 12.30 de la mañana y desde el primer momento, supimos que Myanmar iba a ser muy diferente de Tailandia. En la espera para conseguir el visado, empezamos a ver hombres vestidos con una especia de falda, longi que lo llaman ellos, escupiendo saliva roja a modo de sangre en las papeleras del aeropuerto. Sabíamos que no era sangre, sino betel, una especie de tabaco de mascar que les deja los dientes rojos y les hace escupir continuamente mientras lo mastican, ya que lo que sale de ello no hay que tragarlo.
Pasamos el control sin mayor problema y, mientras esperábamos que salieran las mochilas, la luz del aeropuerto se fue 3 veces, como si no estuvieran preparados para soportar la demanda de energía de la cinta del equipaje. No, desde luego que Myanmar, nuestro segundo país del Sudeste Asiático, no nos iba a dejar indiferentes. Así, con esta entrada, pusimos rumbo a nuestro primer destino en Myanmar: Mandalay
El paraíso de Pai
Pai es una pequeña ciudad al norte de Tailandia, en la provincia de Mae Hong Song. Está en un valle, rodeada de montañas y atravesada por el río con su mismo nombre. Hay dos formas de llegar a ella: avión o autobús. La más barata y, por tanto la que usamos nosotros fue la segunda. Por 160 THB (~4 €) puedes llegar a Pai en minibus. 146 km, ¡762 curvas! y 3 horas de carretera la separan de Chiang Mai, pero bien merece la pena acercarse a ella. Nosotros fuimos para 3 días y acabamos quedándonos 7.
Sin embargo, todo lo bueno se acaba, y llegó el momento de despedirse de Pai, así que os dejo mi cuaderno de bitácora con un resumen de lo que esos 7 días en Pai fueron. ¿Te vienes?