2017 llega a su fin y toca a ser balance. Hay que recibir 2018 con ilusión pero, sinceramente, lo va a tener difícil para superar 2017. Sobre todo, en cuanto a viajes se refiere…
Tal día como hoy, hace un año, me encontraba a 18 días de empezar un viaje con el que llevaba soñando mucho tiempo: 3 meses por el Sudeste Asiático. Sin rumbo, sin nada planeado más allá de los 10 primeros días, sin horarios, sin más obligaciones que las que quisiera buscarme… 90 días sin rutina, sin trabajo… 90 días de libertad.
En el camino, acabamos visitando 4 países: Tailandia, Myanmar, Laos y Vietnam. En Tailandia, Pai nos atrapó el corazón, y el Pad Thai hizo lo propio con el estómago. En Myanmar nos conquistó su gente y el lago Inle nos devolvió a l’Albufera por momentos. Laos quizá no fue lo que esperábamos, pero después llegó Vietnam, que con sus paisajes y su Pho hizo que nos entraran ganas de alargar el viaje unos meses más.
Pero como la mayoría de las cosas en esta vida, el viaje también tenía que llegar a su fin. Quizás es el hecho de que todo tenga su final, lo que nos hace valorar más las cosas. El caso es que 3 meses pasaron volando y, casi sin darnos cuenta, volvíamos a estar en Bangkok con las mochilas un poco más pesadas que cuando llegaron. Volvían llenas de los souvenirs, los recuerdos, las experiencias y las aventuras vividas en este pequeño suspiro de 90 días.
En el viaje aprendimos que escaparse no es tan difícil como nos parece. Que no hay edad para coger la mochila y lanzarse a la aventura. Que lo único que hace falta es un poco de voluntad. Que el mundo es más amable de lo que pensamos. Que no hay que querer tenerlo todo controlado. Que vale la pena dejarse llevar.
Y así, el 18 de abril, poníamos rumbo a la terreta. Volvíamos a Valencia, a casa. Y además, nos traíamos también un proyecto nuevo. Un proyecto que había nacido en Krabi, en uno de esos días de intensa lluvia, a los que en el sur de Tailandia están tan acostumbrados, y que nos hizo permanecer horas en un café. Volvíamos con Wanderlust Books bajo el brazo. Un proyecto nacido de mi afición a los libros y últimamente, de mi afición a los libros de viajes. Hoy, 31 de diciembre, casi 8 meses después de aquella tarde en Krabi, el tercer pack está llegando a la casa de nuestros suscriptores… y tenemos la mente ya puesta en el cuarto pack, que sorprenderá a muchos, para abril de 2018.
Volver supuso recuperar viejas rutinas. Volver al trabajo, a los horarios, a las quedadas con los amigos, a las comidas en familia y también, a decir adiós por un tiempo a los grandes viajes. Llegaron viajes a lugares más cercanos pero no menos impresionantes, como por ejemplo, el Parque Nacional de Ordesa.
Y también, dos años después de que naciera Gastando Suela tal y como lo conocéis ahora, se nos abrió la puerta de los blogtrips. Gracias a ellos, pudimos conocer Mallorca en #betterInWinter, Navaluenga con la #tuitquedadamicolófica o Morella, uno de los pueblos más bonitos de España que tenemos bastante cerca y que, para nuestra vergüenza, aún no habíamos visitado.
Por todo eso, querido 2018, vas a tener difícil superar a 2017 en cuanto a viajes se refiere. Especialmente, porque no te lo voy a poner fácil. Has tenido la suerte (o la desgracia) de ser el año en el que, servidora, empezará a estudiar oposiciones para profesora de Secunaria. Sé que no vas a ser un año fácil, sino que vas a ser todo un reto, pero me gustan gustan los retos. Dame viajes, pequeñas escapadas con las que sobrellevar mejor el estudio, y nos llevaremos de maravilla 😉
Y a ti, querido lector que sigues acompañándome en mis aventuras y desvaríos, y que con un poco de suerte habrás seguido leyendo hasta este punto, te deseo un 2018 espectacular. Por un 2018 cargado de viajes, como no podía ser menos, de todos los tipos de viajes que se te puedan ocurrir. Lleno de libros, de interesantes lecturas que te abran los ojos y te inviten a ver el mundo como nunca antes lo habías visto. Un 2018 lleno de felicidad, de fuerza para afrontar todos los retos que se te presenten. Y sobre todo, un 2018 lleno de curiosidad, que nunca se te quiten las ganas de descubrir, conocer y preguntar por todo lo que te rodea.
Desde aquí, prometemos seguir escribiendo, narrando viajes y, sobre todo, no quedarnos quietos. ¡Por el año que se viene!