En este nuevo post, os presento la preciosa ciudad de Heidelberg. Situada sobre el valle del río Neckar, se trata de una de las ciudades alemanas más bonitas. Su espectacular casco antiguo y su prestigiosa universidad (la más antigua del país, por cierto) hacen que sea una ciudad multicultural debido al amplio número de turistas y a la gran cantidad de estudiantes que viven aquí.
Elegí Heidelberg como destino idílico para aprender alemán en verano, ya que a priori parecía una ciudad pintoresca y muy distinta a las grandes metrópolis del país como Berlín, Hamburgo o Frankfurt. Además, aunque no dispone de aeropuerto propio es fácil llegar desde el aeropuerto internacional de Frankfurt (a unos 80 km) si coges el tren regional. Tarda poco menos de 1h y el ticket cuesta unos 20-25€, si bien no se trata de un trayecto directo y se debe hacer un trasbordo en la ciudad de Mannheim.
Heidelberg Altstadt
Lo cierto es que Heidelberg no decepciona. Su casco antiguo me pareció mucho más grande de lo que en un principio pensaba y está realmente bien conservado. Calles adoquinadas, casas típicas alemanas, terrazas para disfrutar de una cerveza y un buen bretzel o schnitzel… La ciudad no es especialmente grande, cuenta con apenas 160.000 habitantes, por lo que el centro es bastante accesible desde cualquier punto de la ciudad a través de las líneas de autobús y tranvía. Es, por tanto, un destino perfecto para una escapada de fin de semana.
Un billete sencillo de tranvía cuesta alrededor de los 2,50 €, mientras que el ticket semanal está alrededor de los 23€. Con el ticket semanal tienes derecho a coger todos los tranvías y autobuses que quieras durante toda la semana.
El centro neurálgico de la ciudad es Bismarckplatz y prácticamente todas las líneas de autobús y tranvía pasan por allí. Sí llegas en tren a Heidelberg, puedes llegar fácilmente al centro con las líneas 24 y 25 del tranvía (desde la parada Hauptbanhof Ost) o bien ir andando (unos 20 minutos). Desde Bismarckplatz se inicia la larguísima Hauptstraße, la avenida comercial más importante de Heidelberg y con alrededor de 2 km de longitud, cuando caminas por ella te da la sensación de no tener fin…
Para explorar la ciudad vieja es recomendable perderse por las diferentes calles que conectan con la Hauptstraße, la mayoría son peatonales y el tráfico está muy limitado por lo que se puede pasear tranquilamente. Al final, tarde o temprano se acaba llegando hasta la Marktplatz, una de las plazas principales de Heidelberg donde se encuentra la iglesia más importante de la ciudad así como numerosos restaurantes para disfrutar de una buena comida.
De hecho, en el centro se pueden encontrar dos de las tres mensas de la ciudad. La mensa no es más que un comedor pensado para estudiantes donde se puede comer modo buffet y se paga al peso, es decir, llenas el plato con todo lo que quieras y después en función del peso pagas. Normalmente, comer suele costar entre 7-10€ incluyendo bebida. La comida no está mal y es distinta cada día, lo que supone una buena opción para comer en pleno centro de Heidelberg.
Una vez llegados a Marktplatz conviene hacer dos cosas (el orden es indiferente), lo primero es acercarse hasta el río Neckar para contemplar el Alte Brücke, el puente más bonito y antiguo de Heidelberg. A la izquierda de la puerta de entrada hay una estatua de un mono conocida como Brückenaffe, la cuál por tradición hay que tocar si se quiere disponer de buena suerte.
Lo segundo que hay que hacer y es imprescindible es subir hasta el magnífico castillo de Heidelberg. Para subir hay dos opciones: se puede subir andando tranquilamente a través de los algo más de 300 escalones que te llevan allí o bien coger el funicular de Kornmarkt (cuesta unos 7€ y el ticket incluye la entrada al castillo).
Aunque es gratis visitar los jardines y alrededores del castillo, así como disfrutar de las imponentes vistas que ofrece de toda la ciudad, tendrás que pagar si quieres visitar el castillo por dentro. Si has subido andando puedes comprar un ticket allí mismo. Lo cierto es que merece la pena entrar al castillo. El patio interno es muy bonito y en una de sus salas se encuentra el barril más grande del mundo. Además para los interesados, se puede visitar gratis el museo de la farmacia (Apotheken-Museum). El castillo está abierto todos los días de 8:00 a 18:00h.
Senderismo en Heidelberg
La ciudad está situada entre dos montañas, una a cada lado del Neckar. En ambas se pueden realizar varias rutas de senderismo que te hacen olvidar completamente que estás en la ciudad. Desde el castillo de Heidelberg puedes seguir una ruta que te lleva hasta la Königstuhl. Se trata de un tranquilo paseo de unos 45 minutos con unos 380 metros de desnivel y que es recomendable realizar con un calzado adecuado. Para los más perezosos también se puede llegar hasta la Königstuhl a través del funicular de Kornmarkt.
Debido a las altas temperaturas no llegué a subir hasta allí (siempre hay que dejarse alguna cosa por ver para tener excusa para volver, ¿no?), en cambio sí que realicé alguna ruta en la otra montaña, la que se sitúa al otro lado del río.
En esta destaca el Philosophenweg, una tranquila ruta con unas vistas imponentes al casco antiguo, al Neckar, al castillo… y que sin duda hay que realizar si estás en Heidelberg. Si tienes algo más de tiempo puedes pasear hasta un antiguo anfiteatro (Heiligenberganlage). Se tarda unos 40 minutos en llegar pero el paseo bien merece la pena. Sí consigues subir todas las escaleras del anfiteatro y continúas recto, llegas enseguida hasta las preciosas ruinas de un viejo claustro. Además, una vez arriba hay un tranquilo Biergarten donde recuperar fuerzas. También se puede llegar hasta el anfiteatro en coche, pues hay un párking público arriba o con la línea 38 de bus, pero no hay servicio todo el día.
Vida nocturna
Al tratarse de una ciudad universitaria, el ambiente nocturno es más que evidente. A pesar de visitar Heidelberg durante el mes de agosto, fue difícil no encontrar un pub lleno de jueves a sábado. Para tomar alguna copa, lo mejor es acercarse hasta la Unterstraße, una calle repleta de distintos pubs en plena ciudad vieja. En cuánto a discotecas, las más populares son Zieglers (cerca de Bismarckplatz) y Halle02, esta última situada algo alejada del centro.
En las tardes/noches de verano también es recomendable acercarse hasta la ribera del Neckar. Hay un amplio parque pegado al río donde la gente joven se suele juntar para tomar algo, jugar al voleibol o cenar (hay una zona reservada para grill).
En definitiva, Heidelberg es un destino perfecto para estudiar o aprender alemán o para pasar un tranquilo fin de semana en una de las ciudades más bonitas de Alemania. ¿Has estado o estudiado en Heidelberg? ¿Cuáles fueron tus impresiones de la ciudad?
¡Qué bonita se ve Heidelberg soleada! Yo la visité el invierno pasado, en esa época lo que le daba un aire encantador eran los mercadillos de Navidad y las luces. Como dices, cualquier excusa es buena para volver y me gustaría visitar Heidelberg en primavera o verano 🙂