Este pequeño puerto del mar de internet quiere felicitar las fiestas a todos sus subscriptores y a todos aquellos navegantes que perdidos o no, acaban atracando en este lugar por un tiempo. Os deseo todo lo mejor y entre esas cosas, os deseo que penséis menos en las preocupaciones, porque como dicen en mi tierra ‘Hi ha més dies que llonganises’ (hay más días que longanizas) =)
«Vivimos en un mundo maravilloso lleno de belleza, encanto y aventura. No hay fin para las aventuras que podemos llegar a tener si las buscamos con los ojos bien abiertos.»
(Jawaharlal Nehru)
Si has empezado a leer esta entrada es porque el título que he escogido promete, cuanto menos, un post diferente, con temas que parecen no encajar pero acaban encajando. Así pues, querido lector, intentaré no defraudarte… Es curioso, cada vez que digo que voy a intentar hacer algo se me viene a la cabeza como una voz en off del maestro Yoda en la película de Star Wars (tengo que confesar que no soy una gran fan de la saga, pero esta frase me encanta) que me dice ‘Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes’… Así pues rectifico y digo que ¡pienso hacer que este post cumpla con vuestras expectativas!
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Hoy mi cuello ha dicho basta. Hoy toda la tensión acumulada de los últimos meses ha decidido alojarse en él. Y lo ha hecho regalándome una contractura y un día de cama, relajantes musculares y horas para pensar. Y de tanto pensar he llegado a una conclusión: hoy no quiero hacerme mayor.
“Los que piensan que es imposible, no deberían molestar a los que lo estamos intentando”
Me encanta esta frase por todo lo que transmite. Y creo que este es el lugar perfecto donde colocarla: en un rincón a bordo del Artic Sunrise, donde un voluntario (de esos que intentan hacer lo imposible) decidió pintar a Snoopy.
¡Ya me ha tocado! Para dar un empujón a este pequeño blog, Fermín Caballero me ha nominado para el Premio Liebster Award. Y la verdad es que me viene genial para ponerme a escribir una nueva entrada (La segunda parte del viaje a Rovaniemi está en proceso, no temáis 😉 ). Así que antes de ponerme a contestar, quiero dar las gracias a Fermín Caballero por su nominación y recomendaros a todos que echéis un vistazo a su blog, que merece mucho la pena.
Así que, siguiendo las reglas del juego aquí vienen mis respuestas.
El 6 de diciembre se celebra el Día de la Constitución Española y, aprovechando que el Artic Sunrise estaba en el puerto de Valencia, he decidido ir a visitarlo. El Artic Sunrise es uno de los barcos de Greenpeace que ha participado en la campaña contra las prospecciones de petróleo rusas en el Ártico (siendo tomado por el ejército ruso) o las que están también empezando ahora en Canarias.
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La Navidad más real que he vivido ha sido en Rovaniemi y lo más curioso es que esto no ocurrió a finales de diciembre, sino un mes antes. Durante el tiempo que estuve viviendo en Helsinki, aprovechamos un fin de semana para hacer un viaje express a un destino obligado, Laponia. Esta es una región que yo siempre había tenido muy mitificada y sobre la que pensaba que nunca llegaría a visitar. Cuando viajas a un lugar mitificado (yo tengo muchos) corres el riesgo de que el sitio te defraude y se rompa la magia que lo rodeaba. Afortunadamente, a mí en Rovaniemi me pasó todo lo contrario.
Continue reading «Rovaniemi: Navidad antes de tiempo (Parte I)»
¿Sabéis qué es lo bueno, lo realmente bueno, de estar de viaje fuera de la rutina? Pues bien, lo bueno, lo realmente bueno de estar fuera de la rutina y de los horarios es que nunca sabes qué sorpresas te deparará el nuevo día. Hoy amanecimos en el hanok de Gyeongju con la espalda bastante dolorida, tantos días durmiendo en el suelo empiezan a pasar factura y para nuestra desilusión, el día estaba gris y no paraba de llover. Lo malo que tiene disponer de tan poco tiempo para viajar es que tienes pocos días para poder visitar todo aquello que quieres ver, y un dia de lluvia no es algo que se reciba con alegría.
Continue reading «Gyeongju y de cómo acabamos con souvenirs búlgaros en Corea»
Mientras viajaba hoy en el tren camino a Gyeongju desde Busán, he caído en la cuenta del tiempo que llevaba sin poder disfrutar de un viaje como este: casi 5 años. Por unas cosas u otras en todo este tiempo no había podido escaparme más de 4 días seguidos y había olvidado por completo lo bien que sienta esto. Y si solo 11 días, con Congreso de por medio, consiguen crear este efecto no quiero ni imaginar qué es lo que sucede cuando puedes permitirte un mínimo de un mes viajando… Algún día lo conseguiré y volveré para contarlo, pero mientras llega ese día, y antes de volver a caer en la rutina de la vuelta al doctorado quiero reivindicar el derecho a viajar.
