Lo reconozco, no tenemos vergüenza ninguna. Nos pasamos la vida hablando de lo que nos gusta viajar, de lo importante que es descubrir nuevos lugares, conocer nuevas gentes… Hemos estado recorriendo 3 meses países del Sudeste Asiático, viajado a Corea del Sur, a Mozambique, Finlandia, Escocia, Suiza… Y aún así, después de toda una vida viviendo en Valencia, aún no habíamos sido capaces de visitar una de nuestras joyas: Morella. Afortunadamente, el primer fin de semana de diciembre, gracias a la invitación de Morella Turística y de Asociación de Travel Bloggers de la Comunidad Valenciana, pudimos ponerle remedio, rebajar un poco nuestra sinvergüencería y visitar Morella. Y este post, es la consecuencia de ello.
Morella es uno de los pueblos más bonitos de España. Lo es de verdad objetiva, porque tiene su galardón, y subjetiva, porque lo pienso yo después de mi pueblo, claro (todo el mundo que tiene pueblo sabe que el suyo es el más bonito de todos, ¿verdad?). Morella se encuentra al norte de la provincia de Castellón, en la comarca dels Ports. Su perfil es inconfundible.
Recuerdo el camino a Morella como un camino bastante monótono, es en el último tramo cuando abandonas la CV-10 y la cambias por la N-232, que el paisaje empieza a ondularse. La planicie da lugar a suaves ondulaciones en el terreno, sin caídas bruscas, que te avisan que estás alejándote del mar y adentrándote en el interior. Y es de repente, que giras una curva, y te encuentras al fondo algo que rompe por completo el paisaje al que ya empezabas a acostumbrarte.
Es una montaña que quiere tocar el cielo, un castillo que quiere camuflarse y a la vez ver, no quiere tener nada delante que que entorpezca su visión. Son casas distribuídas a los pies del castillo, detrás de una muralla, resguardadas, protegidas, si no ya de ataques enemigos, al menos del frío cierzo, que en determinadas épocas del año (el día en el que fuimos, ejem ejem) sopla con fuerza. Es Morella. Estás llegando y no puedes dejar de mirarla.
Morella son muchas cosas. Y en este post te cuento qué puedes hacer durante un fin de semana en Morella. ¡Espero que lo disfrutes!
Las calles de Morella
Una buena forma de entrar en contacto con Morella es perderse por sus calles. Morella ha sido testigo de numerosos hechos históricos a lo largo de su historia, y eso se respira en cada uno de sus rincones. Jaume I dejó constancia de eso cuando afirmó que “Morella no es lugar para ningún hombre de mundo, sino para un rey, porque valía tanto como un condado con sus posesiones”. Así que el viajero que decida visitar Morella tiene que estar preparado entre otras cosas, para respirar, para sentir la historia.
Podemos empezar el recorrido visitando la Casa de la Vila, cuya construcción data del s. XIV y está situada en el centro de la ciudad, y de ahí poner rumbo hacia el famoso Castillo de Morella. En el camino, siguiendo la Calle de Blasco Alagó, donde todos los domingo ponen mercado bajo los techados, puedes hacer una parada en Aromes de Morella. Se trata de una tienda de aceites, jabones y velas, entre otras muchas cosas, elaboradas con muestras recogidas en los campos cercanos a Morella. La tienda está situada en una casa antigua que ha sido reformada y que conserva la esencia de lo que fue. Vale la pena acercarse a echar un vistazo, además, te viene de paso 😉
Convent de San Francesc
Si quieres llegar al castillo, sí o sí, tendrás que cruzar el Convent de San Francesc. Un convento de estilo gótico del que destacan los restos de su claustro y la Sala Capitular, en la que se conserva una pintura del s. XV conocida como La Danza de la Muerte, en la que se pone de manifiesto que nobleza, clero y pueblo son iguales ante ella.
Castillo de Morella
Cruzado el Convent de San Francesc, ya tienes vía libre para alcanzar el castillo. Esta fortaleza ha sido habitada de forma ininterrumpida desde el año 3000 a. C. y han sido las civilizaciones que han ido pasando por él, las que lo han modelado y lo han convertido en el imponente castillo que conocemos ahora. Una de las cosas que más llama la atención a medida que vas acercándote y bordeando el castillo, es cómo esta construcción aprovecha perfectamente la roca natural para formar sus paredes y modelar su interior. Integración y respeto por el paisaje: 100%.
El castillo está abierto de lunes a domingo de 11 a 19 h (verano) y de 11 a 17 h (en invierno) y cuesta 3.50 €.
Hotel Rey Don Jaime
Callejear, visitar el Convento y subir al castillo seguramente te lleven toda una mañana, así que no es mala idea hacer una parada para reponer fuerzas a estas horas del día. Morella cuenta con muchísimas opciones para comer. Nosotros hicimos nuestra parada en el Hotel Rey Don Jaime, donde pudimos degustar las famosas croquetas morellanas, además de otros platos buenísimos.
La Basílica de Santa María la Mayor
Con el estómago lleno, todo se ve mejor y es más fácil hacer frente al frío o al calor. La Basílica de Santa María la Mayor es un edificio de origen gótico perfectamente conservado. Ya desde el exterior, las portadas góticas captan la atención del visitante. El interior no es menos sorprendente y, de todo, lo que más me llamó la atención fue el órgano, en lo alto, con sus más de 4000 tubos. Además, tuvimos la suerte de poder escucharlo en directo. ¡Toda una experiencia! Cada mes de agosto se celebra el Festival Internacional de Música de Órgano en Morella, así que no dudes en acercarte si quieres disfrutar de la música de este instrumento.
Con todo esto, ya se puede dar el primer día casi por concluido. En nuestro paso por Morella nos alojamos en el albergue de la Fábrica Giner, a pocos kilómetros de la ciudad.
La Fábrica Giner fue un centro muy importante en España durante el s. XIX a nivel de producción textil. Los trabajadores disponían de vivienda, escuela y ermita dentro del complejo siguiendo el modelo de colonia industrial. En la segunda década del s. XX este complejo se disuelve. Posteriormente fue convertido en hotel, hasta dar con el modelo que encontramos ahora.
Saltapins
Saltapins se encuentra en la zona de bosque del complejo de la Fábrica Giner, y es un plan perfeto para pasar el segundo día en la naturaleza. Se trata de ir superando pruebas aéreas instaladas en los árboles a través de plataformas de madera y cables.
Nosotros nos iniciamos con el circuito azul (intermedio) más dos tirolinas del circuito rojo (avanzado). El circuito duró unas 2 horas en total y su precio fue de 18 €. Nunca habíamos realizado ninguna actividad como esta y nos encantó.
La fiesta de Morella: el Sexenni
¡No podíamos olvidarnos del Sexenni! Tuvimos la suerte de visitar uno de los talleres donde vecinos voluntarios, elaboran los tapices que decorarán su calle durante la fiesta del Sexenni de Morella. Como no podemos desvelar nada sobre la temática, hemos decidido esperarnos a agosto para contaros más 😉
Si quieres saber más sobre qué hacer en Morella te recomiendo que visites la web de Turismo de Morella. ¡Muchísimas gracias por todo! Disfrutamos muchísimo del fin de semana conociendo uno de los rincones más bonitos de nuestra región.
¿Y tú? ¿Conocías ya este lugar o está en tu lista de visitas pendientes? ¡Hasta la próxima!